hasta que ni la muerte los separe

(a propósito de un post de Luis Risco, a propósito del día de san valentín, a propósito del resumen noticioso semanal, a propósito de que estoy enamorado...)
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SIEMBRA
Cuando de mí no quede sino un árbol,
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonidos sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el folllaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa
cuando mis huesos se hayan esparcido
bajo la tierra madre;
cuando de ti no quede sino una rosa blanca
que se nutrió de aquello que tú fuiste
y haya zarpado ya con mil brisas distintas
el aliento del beso que hoy bebemos;
cuando ya nuestros nombres
sean sonidos sin eco
dormidos en la sombra de un olvido insondable;
tú seguirás viviendo en la belleza de la rosa,
como yo en el folllaje del árbol
y nuestro amor en el murmullo de la brisa
(...)
Yo quiero perdurar junto contigo
en la savia profunda de la humanidad:
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te pido que nos demos al futuro del mundo.
(Miguel Otero Silva, ver poema completo aquí)
P.D.(15 de febrero): Acabo de ir a la feria del disco a comprar el Hágalo Usted Mismo de Los Tres para enviárselo a mi hija (estuvimos en el concierto que hicieron en Viña del Mar, cuando vino ella). Bien: la cosa es que me encontré con un disco nuevo de Andrés Calamaro. Grande Calamaro; el nuevo disco está muy bien -estoy escuchándolo ahora mismo. Qué bueno; había trastabillado un poco, a mi juicio, con esos tangos que no nació para cantar. Bueno, eso. Cómprenlo, escúchenlo, limewaréenlo.